
Creciendo y madurando el trigo forma olas mecidas por el viento, cimbreándose y bailando al son del aire nos trae el mar a la tierra y las mareas al campo. Tiene dos colores el trigo,… verde y dorado,… cada cual tiene su encanto pero sobre todo,… su momento.
Esta entrada fue escrita el viernes, 23 de julio de 2010 a las 1:16 y archivada en fotografia. Puedes seguir cualquier respuesta a esta entrada a través del feed RSS 2.0. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu propio sitio web.
Guti: definitivamente, y para que te sitúes en la vida y no te llames a engaños: eres un poeta.
un abrazo muy grande, amigo
Espectacular el trigo. Y me uno al comentario de Ángel. Besos
Sabes haces que se tengan ganas de ir al campo aunke no te guste muxo a traves de tus fotografias y eso es algo muy bello.Es preciosaaaaa Me encanta.
Gracias por mostrar tanta belleza y enseñarnos a valorar loq uetnemos a nuesro alrededor que no siempre lo hacemos.
Cerca de un arroyo de aguas frescas, había un pequeño bosque.
Los árboles eran muy variados. Todos gastaban las energías en ser más altos y grandes, con muchas flores y perfumes, pero quedaban débiles y tenían poca fuerza para echar raíz. En cambio un laurel dijo: “Yo, mejor voy a invertir mi savia en tener una buena raíz: así creceré y podré dar mis hojas a todos los que me necesiten”.
Los otros árboles estaban muy orgullosos de ser bellos; ¡en ningún lado había tantos colores y perfumes! Y no dejaban de admirarse y de hablar de los encantos de unos y otros, y así, todo el tiempo, mirándose y riéndose de los demás.
El laurel sufría a cada instante esas burlas. Se reían de él, presumiendo sus flores y perfumes, meneando el abundante follaje.
-“¡Laurel !…(le decían) ¿para qué quieres tanta raíz? Mira, a nosotros todos nos alaban porque tenemos poca raíz y mucha belleza. ¡Deja de pensar en los demás! ¡ Preocúpate sólo de ti!”
Pero el laurel estaba convencido de lo contrario; deseaba amar a los demás y por eso tenía raíces fuertes.
Un buen día, vino una gran tormenta, y sacudió, sopló y resopló sobre el bosque. Los árboles más grandes, que tenían un ramaje inmenso, se vieron tan fuertemente golpeados, que por más que gritaban no pudieron evitar que el viento los volteara.
En cambio el pequeño laurel, como tenía pocas ramas y mucha raíz, apenas si perdió unas cuantas hojas.
Entonces todos comprendieron que lo que nos mantiene firmes en los momentos difíciles, no son las apariencias, sino lo que está oculto en las raíces, dentro de tu corazón… allí… en tu alma…Y es : ¡EL AMOR!…
Un beso muy grandeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
Precioso!!!!!…Verde, como el trigo verde, verde como el verde limón…..
Todo un artista.
Un abrazo
Hola majetes:
ANGEL y ASTUN: pues a ver si lo que voy a tener que hacer es dejar de hacer “afotos” y dedicarme a las “aletras” jajajajaja. Espero que noooooo.
ESTHER: pues mira que a mi la ramita de laurel me evoca la paella,… lo que son las cosas. Gracias por el cuento,… es como siempre muy adecuado a la foto. GRACIAS.
ANONIMO: es más bien, verde como el verde trigo,… pero si,… se parece.
Muchas gracias a todos,… a ver si este verano os sigo dando algunas fotos que enseñaros. Creo que alguna si que podremos hacer.
Besitos a todos.
Encuentro tu blog por causalidad y me impresionan tu fotos. Precioso, de verdad.
Hola Javier:
Hombre,… casualidad,… casualidad, pues creo que va a ser que no,… con un apellido tan estupendo, jajajajaja.
He echado un vistazo a tu blog:
http://imagenesdenaturaleza.es/
y puedo decirte que a mi también me han gustado tus fotos.
Gracias por tu comentario y ánimo con ese proyecto, tiene buena pinta.
Saludos.