Un poquito de calma y sosiego. Las aspas paradas, el aire tomándose su propio respiro y sol marcando la silueta antes de tomar relevo. El cielo azul de noche de verano llega a darnos un respiro. El calor sin tregua del día se disipa entre los molinos, corriendo hacia el sol sobre la colina, aguantando a duras penas y colgando de las palas más altas, pero sin otra opción que agazaparse detrás de cada montaña para volver justito por el otro lado,… mañana otra vez.
Antonio, la foto es una pasada, con esa franja de calidez entre el cielo y la tierra, pero tus textos son cada vez más hermosos! UN abrazo grande
Muy chulas las fotos de los molinos…parece que están ardiendo.
Un beso Toño
Pues me uno al comentario de Ángel, el texto una pasada… y la foto también.
Besos,guapo.
Holaaaaa, que las fotos son una pasada siempre pero para los que somos como D. Quijote, lo de los molinos nos pone, y mira que me parecen gigantes y a la vez esa inmensidad de calor y cielo…