A pesar de que las nubes no acompañaron lo sufiente, eran precisamente eso, suficientemente tupídas como para dejar que el sol apareciese en la foto sin arruinarla. Llegamos guiados por Fran, que conocía el sitio perfectamente y tras subir por unos senderitos y otros tramos como las cabras, teníamos a nuestros pies todo el mediterraneo. Una brisa suavecita, un aroma a plantas y flores salvajes mezclado con ese toque a sal propio del sitio hacen que respirar sea un auténtico placer, creo que seré capaz de encontrar las coordenadas de este idílico faro,… de dificil acceso, pero vale la pena la vista, la brisa, el aroma y el propio faro.
Contra Faro
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