Un poquito de calma y sosiego. Las aspas paradas, el aire tomándose su propio respiro y sol marcando la silueta antes de tomar relevo. El cielo azul de noche de verano llega a darnos un respiro. El calor sin tregua del día se disipa entre los molinos, corriendo hacia el sol sobre la colina, aguantando a duras penas y colgando de las palas más altas, pero sin otra opción que agazaparse detrás de cada montaña para volver justito por el otro lado,… mañana otra vez.
Molinos II
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