Despertar por la mañana, sin prisa, oyendo los pajaritos cantando en las ramas de los árboles que están muy muy cerca de la ventana y ver por la ventana las lagunas lisitas, sin una ondulación, sin un rizo, y el barquito ahí esperando a que lo veamos con sol, con mucha luz,… realmente relaja. Si a esto le unimos que la temperatura es de 20 grados, y que el zumo de naranja está fresquito y el croissant plancha con mantequilla y mermelada no tienen ninguna prisa en quitarse de enmedio, eso realmente es lo que se transmite como paz y tranquilidad.
Tal vez el barquito sólo no lo transmite por si mismo, aunque creo que en gran parte si que lo hace, pero si tenéis ocasión imaginad la situación que acabo de contar y mirad de nuevo el velero. Si el efecto es positivo llamadme y os cuento el sitio exacto con coordenas para que el GPS os lleve directos.