Segunda entrada de “las piedras que no se mueven mucho”.
El agua que no para, que no se detiene y las piedras que se dejan abrazar y querer y rodear y saltar, si dejamos trabajar al agua tenemos ese efecto de que rodean las piedras.
Segunda entrada de “las piedras que no se mueven mucho”.
El agua que no para, que no se detiene y las piedras que se dejan abrazar y querer y rodear y saltar, si dejamos trabajar al agua tenemos ese efecto de que rodean las piedras.
Es una foto de manual, la que siempre hay que hacer y tener claro como se hace,… pero que por una u otra causa no hacemos y la verdad es que los resultados son ciertamente “vistosos”. El único secreto es dejar que el agua corra y el entorno permanezca.
Habitualmente se utiliza un trípode y se habilitan tiempos de exposición altos de esta manera el entorno permanece nítido, en este caso las piedras, y el agua se difumina ya que mientras se mueve deja la sensación de movimiento. Así el mientras el agua corre,… las piedras se hacen lentas.